Kiev, Ucrania.- Rusia mantiene su acoso en el este de Ucrania tras declarar el viernes la “liberación total” de la ciudad de Mariúpol (sureste) con la rendición de los últimos defensores atrincherados desde hace semanas en la acería Azovstal.
Tras resistir en precarias condiciones en el laberinto de túneles subterráneos de esta fábrica, el medio millar de combatientes ucranianos que quedaban allí se rindieron el viernes, anunció el Ministerio de Defensa ruso.
Desde el lunes, un total de 2.439 combatientes se rindieron ante las tropas de Moscú, terminando con el último reducto de resistencia de esta ciudad portuaria del mar de Azov, devastada por meses de bombardeos.
El ministro ruso de Defensa, Serguei Shoigu, comunicó al presidente Vladimir Putin “el fin de la operación y la liberación total del complejo [de Azovstal] y de la ciudad de Mariúpol”, dijo un portavoz.
Las autoridades ucranianas, que habían ordenado a sus soldados deponer las armas para “salvar” la vida, confían en un intercambio de prisioneros con soldados rusos, aunque las autoridades rebeldes de la región amenazan con juzgarlos.
El portavoz del Pentágono estadounidense, John Kirby, reclamó que “todos los prisioneros de guerra sean tratados de acuerdo con la Convención de Ginebra y el derecho de la guerra”.
Ataques en el Donbás
La toma de Mariúpol es clave en la estrategia de Moscú de conquistar el este y el sur de Ucrania con esta invasión lanzada el 24 de febrero y plagada de acusaciones de crímenes de guerra por parte de Kiev y de las potencias occidentales.
La ofensiva se centra en la región oriental del Donbás, una cuenca minera controlada parcialmente desde 2014 por separatistas respaldados al Kremlin, donde numerosas ciudades llevan semanas acosadas por bombardeos rusos.
De acuerdo con el ministro ruso de Defensa, sus tropas están “cerca de completar” la liberación de Lugansk, una de las dos regiones junto con Donetsk que conforman esta cuenca minera.
“Los intentos de atacar el Donbás continúan. Han arruinado completamente Rubizhne, Volnovaja, igual que Mariúpol”, dijo el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, el viernes por la noche.
Y “están intentando hacer lo mismo con Severodonetsk y muchas otras ciudades”, añadió.
Según el gobernador de esa región, 12 personas murieron y otras 40 resultaron heridas por bombardeos rusos en esta urbe industrial en pleno frente, sometida a constante fuego de artillería.
Más al oeste, en la región de Járkov, donde Ucrania asegura estar recuperando terreno, las autoridades informaron de ocho heridos, incluido un niño, por misiles lanzados contra un centro cultural en la ciudad de Lozova.
Con más de 12 mil investigaciones abiertas por crímenes de guerra, la justicia ucraniana debe emitir el lunes el veredicto del primero de estos casos que llega a juicio.
En el banco de los acusados se sentó Vadim Shishimarin, un soldado ruso de 21 años, que reconoció haber matado a un civil desarmado al principio de la invasión. “Realmente lo siento”, declaró ante el tribunal de Kiev.
Corte de gas a Finlandia
La ofensiva lanzada por Rusia encontró una feroz resistencia de Ucrania, que cuenta con un fuerte respaldo financiero y militar de Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
El jueves, el Congreso de Estados Unidos aprobó un paquete de ayudas valorado en 40.000 millones de dólares. Y el G7, que agrupa a los países más industrializados, prometió 19.800 millones de dólares para apoyar a Ucrania.
El conflicto amenaza con desatar una grave crisis energética y alimentaria mundial.
Los dos países en guerra aseguran el 30% de las exportaciones mundiales de trigo y la guerra ha hecho que los precios del grano se disparen. Rusia también es un importante exportador de energía.
Después de que los países occidentales impusieron una serie de sanciones a Rusia, el Kremlin advirtió de que se les cortaría el suministro de gas a menos que lo pagasen en rublos.
Tras cumplir su amenaza en Polonia y Bulgaria, Moscú hizo lo mismo este sábado por la mañana con Finlandia, que se quedó sin el gas procedente de su vecino oriental, indicó la empresa estatal del país nórdico Gasum.
“Las entregas de gas a Finlandia (…) han sido cortadas”, dijo Gasum en un comunicado, señalando que a partir de ahora el abastecimiento se realizará por el gasoducto Balticconnector desde Estonia.
El anuncio se produce dos días después de que Finlandia y Suecia, dos países históricamente no alineados militarmente, solicitaran ingresar a la OTAN, ante los temores regionales provocados por la invasión rusa de Ucrania.
Shoigu advirtió que el Kremlin respondería a una expansión de la alianza transatlántica de defensa creando más bases militares en el oeste de Rusia.