Este fin de semana marcó el triste adiós a Rosalynn Carter, quien fuera la Primera Dama de los Estados Unidos durante el mandato presidencial de su esposo, Jimmy Carter, de 1977 a 1981. A los 96 años, la destacada figura política y defensora de la salud mental y los derechos de las mujeres falleció en su hogar en Plains, Georgia, después de pasar sus últimos días bajo cuidados paliativos.
A principios de este año, se reveló que a Rosalynn Carter la diagnosticaron con demencia, una noticia que impactó a sus seguidores y al público en general. En los meses recientes, ingresaron constantemente a la ex Primera Dama a hospitales para recibir atención médica relacionada con su condición. El Centro Carter confirmó su fallecimiento el pasado domingo, señalando que murió en paz, rodeada de su familia.
El deterioro de la salud de Carter, a raíz de su diagnóstico, generó una preocupación constante entre sus seres queridos y seguidores. Su esposo, Jimmy Carter, exmandatario estadounidense, continúa con vida a los 99 años, a pesar de que lo desahuciaran desde el año pasado. La fortaleza y el legado de Rosalynn Carter se evidencian en la dedicación y apoyo que brindó a su esposo y familia a lo largo de los años.
Rosalynn Carter deja un legado significativo como defensora de la salud mental y los derechos de las mujeres. Su arduo trabajo y compromiso en estas áreas la convirtieron en una figura influyente dentro y fuera de la Casa Blanca. Su lucha incansable por la igualdad y la justicia la posicionó como una líder valiente y visionaria.
SERÁ RECORDADA POR SUS SERES QUERIDOS
La ex Primera Dama, que dejó en este mundo a sus hijos Jack, Chip, Jeff y Amy; 11 nietos y 14 bisnietos, así como a su esposo, quien compartió 77 años de matrimonio con ella. En un comunicado, Jimmy Carter expresó su dolor por la pérdida de su esposa: “Rosalynn fue mi compañera en igualdad de condiciones en todo lo que logré. Me dio sabios consejos y ánimos cuando los necesité. Mientras Rosalynn estuvo en el mundo, siempre supe que alguien me quería y me apoyaba”.
El fallecimiento de Rosalynn Carter deja un vacío en la historia política y social de Estados Unidos, recordando a una mujer que no solo ocupó un papel crucial en la Casa Blanca, sino que también dejó una huella indeleble en la lucha por los derechos y la salud mental.